La Biblia dice:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre" (Juan 10:27-29).
“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados... ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?" (Hebreos 10:26,29).
Explicación: Si hablamos de la fidelidad de Dios cuando hablamos de la seguridad espiritual del cristiano, la enseñaza de la Biblia es bien clara. Dios siempre es fiel en proteger a Sus hijos, pues Cristo dice: "Nadie las arrebatará de mi mano." Pablo dijo que estaba seguro de que nada en esta vida le podría separar de Dios a un hijo de Dios (Romanos 8:35–39).
En las Escrituras que siguen, usted puede leer más acerca de la fidelidad absoluta de Dios: Filipenses 1:6, 1 Corintios 1:8 y 1 Pedro 1:5. Por otro lado, tenemos al hombre, el cual sí puede volver la espalda al Dios que antes amaba.
Hay personas que antes fueron santificadas por la sangre del pacto, pero después la tuvieron por inmunda. Y Pedro dice que podemos escoger a volvernos a las poluciones del mundo después de habernos escapado de ellas (2 Pedro 2:20,21).
Ciertamente, no hay nadie que puede arrebatar del cuidado de su Padre a un cristiano; sin embargo, la Biblia lo hace igualmente claro que podemos volver la espalda a Dios y dejarle, y Él lo permite.
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