Como seguidor de Jesús, me resulta difícil entender los silencios inexplicables de Dios, y seguro que usted sabe de qué estoy hablando. Quizá tenía una necesidad imperiosa, acudió a la fuente correcta para buscar ayuda, pidió compasión, pero la única respuesta que recibió fue el silencio atronador de Dios. La mayoría de la gente tira la toalla cuando esto ocurre. Esta mujer, cananea, estaba acostumbrada a la falta de respuesta de sus dioses; por tanto, no era algo nuevo para ella. Podía haber tachado a Jesús fácilmente de despreocupado o impotente. Pero no lo hizo. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: —Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.MATEO 15:23
Sin embargo, ella seguía acosándoles para que la ayudasen, seguía buscando alivio, pues su dolor era más grande que su orgullo. Ante su insistencia, Jesús respondió. —No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel—contestó Jesús. MATEO 15:24
¡Muchas gracias! Ni siquiera le habló directamente a ella. Este comentario se lo hizo a sus discípulos, y no era lo que ella quería oír. La mujer sabía que no tenía el derecho de pedirle a un hombre judío que la ayudara; sabía que no tenía ninguna base para esperar que Él respondiera, pero había oído que Él era poderoso y compasivo. Y ella estaba desesperada, así que volvió a insistir.
La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó:—¡Señor, ayúdame! MATEO 15:25 Señor, ayúdame. ¡Qué oración tan simple! “Señor, ayúdame”. ¡Qué oración tan poderosa! Con toda su fe, todas sus emociones, y todo su amor por su hija, oró.
El peso de su necesidad, cada gramo de su dolor, y la totalidad de su desesperación fueron personificadas en estas dos palabras: “Señor, ayúdame”. ¿Qué dice usted cuando no tiene nada más que decir? ¿Qué palabras pueden expresar mejor la carga de un padre o una madre con el corazón partido? “Señor, ayúdame”. ¿Cuál es su punto de dolor en este día? ¿Qué ocurre con esa situación de su hijo que le supera? ¿Qué carga está totalmente fuera de su control? ¿Dónde necesita ayuda?
“Señor, ayúdame”. Diga estas palabras lentamente. Vea el alma sufriendo de su hijo amado, vea sus propias manos vacías, vea al Salvador que todo lo puede. Póstrese ante Él y abra su corazón. Jesús fue movido a actuar en su favor. Él le respondió:—No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros. —Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. —¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija. MATEO 15:26-28 Vuelva a leer el versículo 28. Primero Jesús alaba su fe. Luego promete que su petición será cumplida. Su pequeña oración produjo una respuesta grande, y su hija fue sanada.
Dios los bendiga a todos.
JGreg.
Referencia:. 21 oraciones más efectivas de la Biblia.
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