Invasión de Dessalines
16 de febrero de 1805, los ejércitos haitianos bajo las órdenes del presidente de ese país Juan Jacob Dessalines, invadieron la entonces Parte Francesa de la isla con el fin de realizar el mandato de hacerla una e indivisible. Motivos de política exterior y de seguridad nacional del estado haitiano, recién fundado en 1804, motivaron la invasión pues no era posible para la nueva república pensar en su viabilidad cuando los franceses, de quienes se había independizado, podrían utilizar el territorio de la parte francesa como base para futuras acciones contra la soberanía haitiana.
Las operaciones se iniciaron el 16, pero no fue sino hasta el 22 que los ejércitos haitianos marcharon de Las Caobas hacia Las Matas. Las primeras hostilidades entre las tropas haitianas y francesas ocurrieron el día 28, entre San Juan de la Maguana y Azua.
El 6 de marzo el ejército haitiano llegó a Galá, distante unos 4 kilómetros de la ciudad donde se estableció el cantón imperial. Al día siguiente, los defensores de la plaza de Santo Domingo comenzaron a cañonear las avanzadas haitianas y se inició el cerco de la ciudad que duraría hasta el día 29 en que los haitianos, atendiendo a que habían desembarcado tropas de refuerzo por parte de la escuadra francesa de cinco grandes buques surta a la vista de la ciudad, decidieron abandonar la zona y dirigirse a defender sus posiciones en Haití.
Los haitianos estaban tratando de evitar ser envueltos por las tropas francesas que, desembarcando en distintos puntos del país podrían cortarle la retirada a las tropas negras de Dessalines. En el sitio de Santo Domingo se dieron escenas de verdadero heroísmo por parte de elementos de ambos ejércitos que serán recordadas como verdaderas hazañas guerreras.
En el proceso de esta retirada es cuando ocurren los hechos que motivan los sentimientos de los dominicanos hacia el vecino estado.
En vista de que durante el proceso de independencia haitiana se había utilizado por parte de los nacionales de ese país la política de "tierra arrasada", por medio de la cual se quemaba y desolaba todo bien que pudiera ser de utilidad al enemigo, incluyendo víveres, ganado y personas, los invasores haitianos aplicaron la misma política con los dominicanos, que suponían preferían la dominación francesa a la suya, y realizaron los conocidos degüellos de Moca y de Santiago, junto al incendio de otras ciudades y hatos.
Como se explica en el informe del jefe y de estado mayor general Bazelais, "en virtud de las últimas instrucciones de S. M. dejadas a varios generales, estos empujaron delante de ellos el resto de los habitantes, de los animales y bestias. Tanto en la parte haitiana como en la dominicana… redujeron a cenizas los pueblos, aldeas, hatos y ciudades, llevaron a todas partes la devastación, el hierro y el fuego, y no perdonaron sino los individuos destinados por S. M. a ser conducidos como prisioneros".
El recuerdo de estos degüellos y episodios ha marcado la conciencia colectiva de los dominicanos que los veintidós años de dominación haitiana no han hecho sino reafirmar.
Diario de la campaña de Dessalines
(Extracto)
El emperador, a la cabeza de su estado mayor entró en campaña el 16 de febrero.
El 19, S.M. intimó a los comandantes de Hincha, de Lamatte, de Neiba y de San Juan a que reconocieran su autoridad y a prepararles una cantidad necesaria de víveres y de caballos.
En la noche del 24 al 25, se dio la orden de avanzar hacia San Juan... y el 25, a las tres de la tarde, el ejército, dividido en tres columnas entró en la plaza, la que había sido evacuada.
El 27, a las 6 de la mañana, se ordenó la salida para Azua. Aún no habíamos caminado tres leguas, cuando el jefe de escuadrón Barthelemy, que precedía la vanguardia, hizo prisioneros a tres españoles, a quienes condujo ante S.M.I. Nos dijeron que no lejos de allí había un campo atrincherado, comandado por un oficial francés llamado Wiet. Una hora después divisamos el campamento Wiet.
El enemigo, que hasta entonces había guardado el más profundo silencio, decidido a no tirar sobre nosotros sino a quema ropa, comenzó su fuego y descargó sobre nosotros dos cañonazos con metralla. Entonces empezó el combate.
El 4, a las dos de la tarde, se llegó a media legua de Baní. El ejército. entró en él en el mayor orden, no encontrando allí a persona alguna. Fue entonces cuando S.M. quedó plenamente convencido de que los naturales españoles estaban totalmente vencido a los franceses y por consiguiente eran indignos de recibir por más tiempo los afortunados efectos de su clemencia.
El día 6, al amanecer, el ejército recibió la orden de continuar la marcha. Llegamos a media noche a la estancia de Gaillard (Galá) distante una legua y cuarto de la ciudad de Santo Domingo. S.M. fijó allí su cantón imperial. e intimó a Ferrand por escrito, así como a los habitantes de la ciudad, a que le entregaran la plaza y que se sometieran a su autoridad; al anochecer, el enemigo quemó la población de San Carlos.
El día 25. S.M. hizo la orden a los comandantes de las varias comunes conquistadas de reunir a todos los habitantes y reducirlos a prisión, para que, a su primera orden hacerlos pisotear por las acémilas y otros animales, al llegar a la parte haitiana. El día 27, a las tres de la tarde, los generales Pétion y Geffrard llamaron la atención de S.M. sobre una división francesa de cinco grandes buques, de tres fragatas, dos bergantines y otras embarcaciones de guerra... El día 28, en la mañana se comenzó a desembarcar las tropas.
El Emperador, comprendiendo, por la llegada de esta división y. sabiendo que otras dos escuadras estaban listas para salir de los puertos de Francia, para un destino desconocido, advertido (de) prepararse contra las nuevas tentativas que iba a hacer producir la conclusión de la paz en Europa. Calculando que un mayor retardo expondría su ejército; atendiendo al desbordamiento próximo de los ríos, que iba a hacer impracticable su retirada. En consecuencia, dio a los principales jefes la orden de evacuar el país, y a las dos de la tarde, la caballería se extendió por todos lados, destruyendo y quemando todo lo que encontraba a su paso.
La Guerra de Reconquista
En virtud de las últimas instrucciones de S.M. dejados a varios generales, éstos empujaron delante de ellos el resto de los habitantes, de los animales y bestias. Tanto en la parte haitiana como en la dominicana cuando se dice bestias se entiende caballos y mulos y nunca el ganado vacuno se encontraba en los campos, redujeron a cenizas los pueblos, aldeas, hatos y ciudades, llevaron a todas partes la devastación, el hierro y el fuego, y no perdonaron sino los individuos destinados por S.M. a ser conducidos como prisioneros.
Para cumplir con lo pactado en el Tratado de Basilea , los ejércitos franceses llegaron a la parte este de la isla, algunos habitantes se rebelaron y lucharon; otros aceptaron y apoyaron a los franceses. Sobre todo los habitantes de las clases dominantes de la antigua colonia española, le dieron su apoyo principalmente por el restablecimiento de la esclavitud que estos impusieron.
Pero más adelante, algunas de las medidas implementadas por Ferrand no les fueron de su agrado, pues iban en contra de los intereses de los hateros. Esto trajo como consecuencia que se iniciara un movimiento de liberación anti-francés, al que se llamó La Reconquista.
Fue iniciada por Ciriaco Ramírez, que comenzó a movilizar a los habitantes de Azua para atacar a las tropas francesas. A ellos se unió Juan Sánchez Ramírez en el Cibao.
Ferrand al saber de la insurrección, los atacó en la batalla llamada de Palo Hincado por haberse librado en la sabana de ese nombre. Ferrand fue vencido y al verse perdido, acabó con su vida en ese mismo lugar.
Quedaron entonces los dos bandos: el de Ciriaco Ramírez que representaba a la incipiente clase media y el de Sánchez Ramírez que representaba al sector hatero. Ninguno se ponía de acuerdo del destino de la colonia.
Para determinar esto, se convocó una asamblea celebrada en Bondillo, la que se conoce históricamente como Junta de Bondillo en la que se aprobó: el reconocer al rey Fernando VII como soberano de la colonia conquistada, desconocer el Tratado de Basilea y nombrar como gobernador interino a Sánchez Ramírez.
Las tropas francesas desocuparon el territorio y de esa manera, se pretendía volver a ser colonia española, este es el periodo conocido como España Boba .
La Junta de Bondillo
Los domínico-españoles sitiaron la ciudad de Santo Domingo, la que estaba bajo el dominio del general francés Du Barquier. Delegados de varias ciudades del Santo Domingo Español se reunieron en Bondillo, Bayona, lugar cercano a Manoguayabo, el 13 de diciembre de 1808, para decidir el futuro político de la parte oriental de la isla.
Se discutieron dos proposiciones. Una sustentada por el sector hatero y su líder Juan Sánchez Ramírez, en la que se propugnó por la reincorporación del Santo Domingo Español al imperio Español en calidad de colonia, y la otra, presentada por Ciriaco Ramírez y los tabaqueros y comerciantes cibaeños, en la que se abogó por la proclamación de la independencia. Se decidió que el Santo Domingo Español volvería a ser colonia de España; se reconoció a Fernando VII como rey, y se nombró a Juan Sánchez Ramírez Gobernador.
Los hateros impusieron su voluntad, por tener un mayor número de delegados, y por ser el sector con mayor importancia económica, social y política en esos momentos. Al estar Inglaterra en guerra con Francia, en marzo de 1809 una escuadra naval inglesa comenzó de manera permanente un bloqueo del puerto de Santo Domingo, para impedir que barcos franceses llevasen armas, municiones, refuerzos, medicinas y alimentos a los soldados que bajo el mando de Du Barquier estaban siendo sitiados desde noviembre de 1808 por tierra por los domínico-españoles.
Este largo sitio obligó a las tropas francesas a comer caballos, cotorras, perros, asnos, gatos, ratones y una harina extraída de un tubérculo que los dominicanos llaman guáyiga, y cuyo nombre científico es zamia debilis. El sitio se les hizo irresistible, por lo que el 11 de julio de 1809 se rindieron al mayor general inglés Hugh Lyle Carmichael. De esta manera terminó el período que los historiadores dominicanos denominan La Era de Francia en Santo Domingo. Había comenzado con la llegada de la expedición militar napoleónica a la Bahía de Samaná, el 29 de enero de 1802.
Acuerdos de la Junta de Bondillo
Tras celebrarse la Junta de Bondillo, que fue dirigida por el criollo Sánchez Ramírez, quien fue apoyado por la elite de la colonia y la burocracia militar del momento quienes consiguieron que se aprobaran las siguientes medidas: Derogar el Tratado de Basilea, nombrar capitán general y gobernador interno a Sánchez Ramírez, reconocer a Fernando VII como rey y Volver a depender de España, esto y las exigencias que hicieron los ingleses luego de dar apoyo a los criollos para sacar a Ferrand del poder, da inicio en Santo Domingo este, al período de la España Boba en la historia dominicana
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